miércoles, 3 de septiembre de 2014

¿ESTÁ GESTIONANDO BIEN LA OMS LA CRISIS DEL ÉBOLA? UN NUEVO ARTÍCULO DE NUESTRA COMPAÑERA DE CODEX CLARA MARÍN.



  • Uno de los descubridores del virus critica la lentitud de la OMS al reaccionar a la epidemia
  • Médicos Sin Fronteras pide mayor liderazgo de la organización en la gestión del brote
CLARA MARÍN Madrid
La epidemia de ébola sigue su curso sin piedad cobrándose vidas en África Occidental. Desde que Médicos Sin Fronteras (MSF) diera la voz de alarma allá por marzo de este año, el brote no se ha relajado sino todo lo contrario: los expertos han llegado incluso a afirmar que está fuera de control. Pasados unos meses, y aunque la crisis no parece que haya llegado a su fin ni mucho menos, hay quien ya saca sus conclusiones y pide aprender de los errores para futuros escenarios.
Esta semana el diario francés Libertation publicaba una entrevista a Peter Piot, exdirector de Onusida y miembro del equipo que descubrió el ébola hace 38 años. En ella, el científico criticaba duramente la respuesta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado a la crisis del ébola.
El investigador, actual director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, culpó a la organización dependiente de las Naciones Unidas de haber actuado muy lentamente: "la alerta se dio en marzo y, pese a las demandas de MSF, la OMS no despertó hasta julio, asumiendo el liderazgo cuando ya era tarde".
Desde MSF consideran que no es cuestión de "hacer sangre", y advierten de que no se deben perder energías en debates que desvíen la atención de lo verdaderamente importante: poner todos los esfuerzos necesarios en terreno para frenar la epidemia. En cualquier caso, José Antonio Bastos, presidente de Médicos Sin Fronteras en España, considera que "la OMS ha estado muy lenta en declarar esta epidemia una emergencia internacional" algo que ocurrió en agosto, y "debería haberse hecho, como tarde, en junio".
En Médicos del Mundo creen que "la declaración de emergencia fue una buena medida, pero tardía, porque las organizaciones sanitarias humanitarias llevábamos meses alertando de la magnitud del problema". Además, señalan que en esta crisis están viendo un claro déficit en los esfuerzos de prevención: "en el terreno, la prevención no está siendo una prioridad, y esto es imprescindible, ya que el ébola no tiene tratamiento", señalan desde la ONG a este periódico.
"Este no es el momento del 'ya te lo dije' -relata Bastos en conversación con EL MUNDO- pero cuando MSF advirtió en marzo de que esta epidemia era excepcional y de que, por tanto, requería esfuerzos adicionales, la reacción de la OMS fue que estábamos siendo alarmistas", cuenta el presidente de la organización humanitaria, añadiendo que "ojalá" hubieran tenido razón.
Sin embargo, no todos los implicados lo ven así. Santiago Mas-Coma, presidente de la Federación Internacional de Medicina Tropical y miembro experto de la OMS, argumenta que las características de esta epidemia la hacen totalmente distinta a las anteriores (por número de casos y por su distribución geográfica), por lo que "no se puede decir que la OMS ni nadie reaccionara tardíamente, porque nos encontramos ante una situación totalmente nueva y sin experiencia previa", explica a este periódico.
Por su parte, Bastos cree que hay algo que es humanamente comprensible: el miedo a ser alarmista. Se trata de buscar un punto de equilibrio entre la sobrerreacción que pueda hacer que cunda el pánico y la no reacción. En su opinión, en los últimos meses, "la OMS ha optado por una actitud más conservadora y ha preferido la no reacción, pero ya se han dado cuenta de que es el momento de reaccionar".
Porque, dejando a un lado la disyuntiva de si la OMS reaccionó a tiempo o no, lo que hay que hacer ahora es centrarse en el presente: ¿está sabiendo la OMS, a día de hoy, coordinar la epidemia de ébola? Ante esta cuestión, Bastos responde que "está empezando lentamente a hacerlo".
Al margen esta polémica, desde MSF reclaman un mayor protagonismo de la organización supranacional en la gestión del brote. "Lo que hace falta es que la OMS asuma un rol muchísimo más potente de liderazgo y coordinación", declara Bastos.
En su opinión, ya no es tan necesario que la OMS envíe un equipo a ayudar a enterrar cadáveres, u otro que pase mensajes de concienciación: lo que verdaderamente urge es que se siente con todos los actores implicados para que hagan una revisión lo suficientemente estratégica de cuál es la situación en cada país y se desarrolle un plan global, plan que finalmente vio la luz el pasado jueves. "En esta epidemia la OMS tiene un rol irremplazable, porque hace falta una institución con mandato político, con credibilidad y legitimidad para interactuar al más alto nivel y coordinar una respuesta", declara el presidente de MSF.
Fue el pasado jueves cuando finalmente la OMS presentó la hoja de ruta sobre el ébola- documento que en MSF consideraban urgentísimo- y en el que se establece como objetivo detener la transmisión internacional del virus en un plazo de seis a nueve meses.
Desde MSF dan la bienvenida al plan, pero señalan que hay enormes dudas sobre quién implementará algunas cuestiones que aparecen en el mismo: "¿Cuánto tiempo será necesario para capacitar a las organizaciones para crear y gestionar un centro de atención de ébola?, ¿cuánto tiempo pasará antes de que los nuevos centros sean operativos?, ¿quién va a realizar actividades tan vitales como la educación para la salud , el rastreo de contactos y los entierros seguros en las comunidades afectadas? ", se preguntan.
A día de hoy, muchos no se explican cómo es posible que la OMS no hubiera implementado esta hoja de ruta mucho antes, y que haya esperado hasta el 28 de agosto -casi medio año después del comienzo de la epidemia- para tenerla lista. Mas-Comas recuerda que hacer un plan estratégico de este tipo "no tiene nada de fácil", y explica que desde la sede de la organización en Ginebra se ha estado trabajando en ello "sin parar", pero que muchas veces la velocidad de los acontecimientos ha obligado a replantearse las cosas (como ha ocurrido con los casos del Congo, donde se ha tardado varios días en saber si se trataba de una expansión de la epidemia o de un brote independiente).
En cualquier caso, no hay que olvidar que la OMS no es un ente abstracto, sino una organización formada por 194 Estados miembros. En este sentido, habría que preguntarse qué ha hecho individualmente cada país para ayudar a contener el brote. Por ejemplo, ¿qué ha hecho España? Según cifras de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, España ha enviado ayuda a los países afectados por valor de 500.000 euros, frente a los 300.000 de Dinamarca o los más de 14 millones estadounidenses y los 3,5 millones canadienses (siempre según cifras gubernamentales).
"Sería la ciudadanía española quien tendría que movilizarse y arrinconar al Estado español para que se implique", opina Bastos. Sea como fuere, recuerda que desde MSF van a seguir comprometidos con esta epidemia. No obstante, advierte: "Lo que estamos haciendo lo vamos a seguir haciendo, pero no podemos hacer más de lo que hacemos".
José Antonio Bastos cree que es contraproducente que MSF acapare la acción frente al ébola: "le estaríamos haciendo un flaco favor al mundo si monopolizásemos la respuesta. Ahora es el momento para que más instituciones aprendan y se impliquen", concluye.
Fuente: Diario El Mundo, 1 de septiembre de 2014

lunes, 1 de septiembre de 2014

SUDÁN DEL SUR, AL BORDE DE LA HAMBRUNA. ARTÍCULO DE CLARA MARÍN.

Artículo de nuestra amiga y compañera Clara Marín, que nos orgullece compartir con todos vosotros y vosotras. Como ella dice: "este es el periodismo que me gustaría..." De acuerdo Clara y ánimo para seguir por ese camino, pues hacen falta esos/as periodistas comprometidos y "claros".



  • "Actualmente el país está en una situación de hambre severa
  • Indicadores alertan de que la situación podría desembocar en una catástrofe humanitaria
50.000 niños podrían morir antes de que acabe el año CARLA FIBLA ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE
CLARA MARÍN Madrid
Actualizado: 01/09/2014
La situación en Sudán del Sur está próxima al colapso. Por segunda vez desde 2011 -como ya ocurrió en Somalia- el mundo está a las puertas de contemplar una hambruna. Los problemas con su vecino del norte por algunas fronteras que no terminan de definirse, sumados al conflicto interno de las dos etnias mayoritarias (los dinka y los nuer) han generado en el país más joven del mundo una crisis de más de 1.4 millones de desplazados y refugiados que no han podido sembrar sus terrenos ni recoger sus cosechas.
Si a esto se suma la propia debilidad del país y la ausencia de infraestructuras sanitarias adecuadas, el resultado es que gran parte de la población sufre una profunda degradación de su situación nutricional, hasta el punto de que prácticamente todas las ONG trabajan con la posibilidad de que la hambruna sea declarada en breve.
Pero, ¿qué es exactamente una hambruna? Es la "inaccesibilidad absoluta de alimentos para toda una población o para un subgrupo de población que puede causar la muerte en el corto plazo". Esta es la definición que da el Marco Integrado de Clasificación de la Seguridad Alimentaria (IPC), un protocolo reconocido internacionalmente que se encarga de recabar datos objetivos para quienes en su momento tomarían la decisión de declarar la hambruna (Naciones Unidas principalmente).
El IPC establece cinco fases para la situación de cada país, siendo la primera la seguridad alimentaria y la quinta la hambruna o catástrofe humanitaria. Actualmente, Sudán del Sur se encuentra en la fase cuatro, esto es, el hambre severa, pero existe un riesgo real de que en algunas zonas del país se pase a la fase cinco. Tal y como ha informado el equipo global de IPC a EL MUNDO, su último análisis fue en mayo de este año, cuando se observó que 3.5 millones de personas se enfrentaban a una emergencia humanitaria, destacando que en las zonas más afectadas la situación podría deteriorase aún más y desembocar en hambruna.
"El concepto de hambruna es algo puramente técnico -explica a este periódico Amador Gómez, director técnico de Acción Contra el Hambre- y cuando se alcanza ese nivel la población ya está totalmente exhausta". Por su parte, Ferrán Puig, director de Oxfam Intermón en Sudán del Sur, nos escribe desde el país para decirnos que "una hambruna significa que la gente se muere de hambre de forma masiva, y por eso las organizaciones no usamos esta palabra a la ligera. Tenemos que avisar antes de que sea demasiado tarde, pero tampoco queremos ser acusados de dar falsas alarmas".
En estos momentos, se están produciendo reuniones del equipo del IPC para actualizar los datos del país. Si las previsiones se cumplen, estos se conocerán en torno al 10 de septiembre. Para que entonces se pudiera hablar de hambruna en el país, deberían cumplirse los siguientes parámetros:
-Que más del 30% de los niños sufran desnutrición aguda.
-Que al menos el 20% de la población tenga acceso a menos de 2.100 kilocalorías al día
-Que se den dos muertes por cada 10.000 personas, o cuatro muertes infantiles por cada 10.000 niños cada día.
Son ya varias las ONG que han observado que algunas zonas de Sudán del Sur presentan un serio riesgo de cumplir estos siniestros tres puntos que supondrían que ya se podría hablar oficialmente de hambruna en el país. De hecho, tal y como explica a EL MUNDO David del Campo, director de Programas Internacionales de Save The Children, ellos no sólo dan por hecho que la hambruna se va a declarar, sino que están trabajando como si ya se hubiera declarado. "Nuestro cálculo es que ahora mismo hay 50.000 niños menores de cinco años que podrían morir antes de finales de año", explica del Campo.
Pero la situación a día de hoy es ya tan preocupante que la hambruna es sólo poner un "nombre oficial" a la desgracia que desde hace tiempo viven los surdudaneses. Tal y como ha explicado a este diario Nuria Salse, experta en Nutrición de Médicos Sin Fronteras -que tiene en estos momentos a 3.800 personas trabajando en el país- "la situación actual es tan sumamente grave que a efectos prácticos nuestra intervención no cambiaría con la declaración de hambruna". La variación más importante, cuenta, es que con la declaración oficial el Gobierno en cuestión está obligado a aceptar la ayuda internacional y llegan muchísimos recursos más.
El problema de la desnutrición, explica Gómez, es que supone una mayor propensión a padecer enfermedades, porque las defensas se colapsan y el cuerpo no tiene fortaleza para hacer frente a una simple diarrea. El director de Acción Contra el Hambre explica cómo es el proceso de curación de un niño desnutrido (el 80% se recuperan, pero los que no reciban tratamiento acabarán falleciendo en un plazo máximo de dos semanas).
Lo primero sería explorar al niño para saber si se trata de un marasmo o un cuasiorcor. "Los marasmos son esos niños completamente esqueléticos a los que se les marca toda la estructura ósea, mientras que los cuasiorcor son los que parecen "rellenitos" pero que en realidad están edematosos porque les falla la bomba de sodio-potasio y sufren una gran retención de líquidos", explica del Campo.
Una vez diagnosticados, se empieza con el tratamiento nutricional, que durará unas cuatro semanas y cuesta alrededor de 40 euros. Este debe ser bajo en calorías y proteínas, porque el organismo aún no tiene capacidad de digerir. Cuando ya se ha puesto en marcha el metabolismo, se empieza con la fase de ganancia de peso. Cuando finalmente el niño salga del programa de nutrición terapéutica, lo hará ya con el peso normal para un pequeño de su edad, pero tal y como recuerda Gómez, hay que hacerle un seguimiento para asegurar que no recaiga. "Tan importante como tratar la desnutrición es tratar las causas que la originan", recalca.
Porque no por devastadora esta crisis es menos esperada. Y es que según apunta Gómez, se veía claramente cuál estaba siendo la evolución de Sudán del Sur, y existen informes de la ONU que desde hace meses planteaban el escenario de la hambruna en el país. En su opinión, "es inviable querer responder sólo con enfoque de emergencia a las emergencias".
Gómez cree que hace tiempo que deberían haberse puesto en marcha medidas de contención y suplementación nutricional en el país africano, pero en un escenario donde cada vez son más las crisis internacionales abiertas, el problema siempre es el mismo: los fondos. De hecho, Greg Barrow, director de la oficina londinense del Programa Mundial de Alimentos, ha confirmado a este periódico un recorte de 345 millones de dólares en su presupuesto para Sudán del Sur, lo que inevitablemente ha supuesto una reducción de las raciones en el peor momento posible.
Mientras tanto, los sursudaneses siguen esperando en campos de refugiados a que el conflicto en su país escampe y que la comunidad internacional se fije en ellos. El tiempo juega en su contra, y quizás el silencio mediático se rompa cuando finalmente se declare la hambruna, y Sudán del Sur ya no esté al borde del abismo, sino dentro de él."
Fuente: El Mundo.