miércoles, 14 de julio de 2010

SED, EL COLEGIO COMO REFERENTE DE SOLIDARIDAD.

De nuevo, nuestra querida amiga Pilar nos envía un sugerente artículo con un más sugerente aún título. Es muy interesante...

SED

Fdo.: Mª del Pilar Pasquín Wagener

EL COLEGIO COMO REFERENTE DE SOLIDARIDAD

Allá por el año 1991 tuve noticias de la existencia de una asociación conocida por el curioso nombre de SED. Fue en Málaga y a través del centro en el que estudiaba uno de mis hijos, el colegio marista”Nuestra Señora de la Victoria”, donde descubrí la existencia de SED. Después supe que existe una delegación de esta asociación en cada uno de los colegios de la Institución Marista, de lo cual se deduce que dispone de una amplia estructura, con delegaciones repartidas por toda la geografía española.

Pero en realidad no fue hasta el año 1993 y en la ciudad de Murcia, cuando supe realmente de la importante labor que lleva a cabo esta institución. Había pedido cita al Director del centro marista”La Fuensanta” donde estudiaba mi hijo mayor. Tenía interés por participar en cualquiera de las áreas (educación, administración u otras de apoyo) que el colegio admitía, en calidad de “madre colaboradora”.

Cuando entré al despacho del Director iba con las dos manos llenas de algo más que papeles: una de dudas e inseguridades y la otra de esperanza. Me encontré con una persona de esas cuyo especial carisma y marcada personalidad se detectan de inmediato y con las que también de inmediato estableces lazos de amistad que sabes serán perdurables y después el tiempo se encarga de demostrar: el Hno. Millán, marista castizo, genio y figura, director puro y con puro (entre los labios) aunque no “apurado”. Hombre sensato, animoso, activo, de “ojillos” pícaros, voz pausada y aspecto campechano, pero todo un huracán en el ejercicio de su cargo, lo cual tanto alumnos y profesores como los mismos padres de alumnos podíamos fácilmente comprobar a lo largo del curso escolar.

Tras recibirme, el Hno. Millán aceptó amable y encantado mi oferta desinteresada de colaboración con el colegio en cualquier actividad que se necesitase, ya que profesionalmente pertenezco al gremio docente. Así empecé mi andadura en el mundo de la Educación, un mundo lleno de retos, esperanzas, ilusiones, trabajo duro y también de mucho amor a los que te rodean.

Fue entonces cuando tuve mis primeros contactos con esta asociación. Aquel año el colegio había asumido la colaboración en los nuevos Proyectos que se iban a comenzar en África y en aquellos otros que ya venían desarrollándose en esa castigada zona del planeta. No pasó mucho tiempo hasta que llegué a profundizar en el conocimiento de lo que es SED, primero a través de las vivencias personales de algunos compañeros que habían dedicado parte de sus vacaciones estivales al desarrollo de su actividad voluntaria en esta institución en el Tercer Mundo, y después, por medio de los Proyectos que se habían asumido, repartidos por cada clase, lo mismo para la educación de un niño que para la construcción de un pozo, una escuela,...etc.

SED, (Solidaridad, Educación, Desarrollo), fue constituida en Madrid el 17 de Junio de 1992.

Su objetivo primordial es: colaborar en el desarrollo del Tercer Mundo mediante la realización de Proyectos destinados a la promoción de la infancia y la juventud, la paz y la solidaridad en los países de Tercer Mundo, y establecer estructuras de cooperación para conseguir los objetivos de la asociación, que como antes mencioné se encuentra directamente vinculada a la Institución Marista. Así podríamos definir a groso modo su objeto social.

Para el cumplimiento de estos objetivos se realizan las siguientes actividades:

- Colaboración con otros organismos estatales y privados para fines de desarrollo y solidaridad, integración en las diferentes coordinadoras de ONGs y afiliación a organizaciones similares sin fines lucrativos, tanto estatales como extranjeras.
- Formación de monitores/as, voluntarios/as y establecimiento de estructuras de cooperación para la consecución de estos objetivos.
- Generar y apoyar propuestas de campañas de transformación social y que promuevan la igualdad entre mujeres y hombres como parte inherente del proceso.

La Asociación está constituida por socios, voluntarios y colaboradores. Su estructura y funcionamiento es similar a la de cualquier otra ONG. Su patrimonio se basa en cuotas sociales, donaciones, subvenciones estatales, y en general por todos aquellos ingresos de procedencia legítima, conforme a lo dispuesto en las disposiciones legales vigentes en la materia.

La Institución Marista canaliza sus esfuerzos prioritariamente hacia las áreas y las colectividades más desfavorecidas. Por eso incluye en todos sus proyectos y programas educativos como premisas las actividades a realizar para educar en la justicia, así como aquellas dirigidas a fomentar la cooperación, la formación social crítica y toda fuente que promueva y transmita valores éticos y morales.

Este tipo de educación capacita a los alumnos para realizar un análisis crítico de su entorno, genera actitudes de transformación tanto del entorno próximo como del global, impulsa hacia compromisos personales sólidos y duraderos y fomenta el espíritu crítico, ya que invita al educando a preguntarse por las razones de lo que sucede en el mundo que le rodea.

Esta formación está tan claramente desarrollada en el Proyecto de Centro, integrada en los programas educativos, adaptada al proceso evolutivo de los niños y jóvenes, y cuenta con un profesorado instruido para inculcar estos valores y actitudes, que puede considerarse de facto como uno de los modelos educativos más completos hoy por hoy. Además se dispone de un amplio “arsenal” de estrategias metodológicas, que no son difíciles de adaptar al profesorado pues se basan en el modelo de conducta que practican y viven en la Institución Marista.

Como vemos la vida de la comunidad educativa adquiere profundidad cuando personas y grupos asumen compromisos explícitos de transformación del entorno y cuando el colegio se convierte en una referencia y en un apoyo para resolver problemas sociales más amplios. Como apreciamos, existe una educación en actitudes y acciones de compromiso y servicio.

El proceso inicial cuenta con una serie de referencias, como son: integración de actitudes y acciones, flexibilidad y personalización, transversalidad y desarrollo progresivo. Esto conforma en definitiva una educación en los valores humanos más profundos, en la libertad, en la justicia, en el cambio, en la participación ciudadana y la aportación personal para la resolución de conflictos reales.

En la educación en actitudes, se promueve la sensibilidad con los necesitados y excluidos, la compasión y fraternidad ante su dolor, y un sentido crítico que ilumina y denuncia las injusticias que padecen y que les mueve a actuar.

Integrados en la actividad educativa propia y en el marco colegial se organizan acciones concretas de solidaridad y servicio, potenciando la participación y colaboración en campañas (tanto de iniciativa propia como del entorno social) por un mundo más justo y solidario.

Todo esto se materializa a través de paneles informativos, organización de charlas, conferencias, fiestas del colegio, reuniones del APA, organización de festivales de canción (protesta, solidaria, étnica,...), invitando a agrupaciones de emigrantes, haciendo campañas colegiales: Operación Bocata, Operación Kilo, Cena Solidaria, Jornada de Reflexión,... También mediante la presentación anual del lema de SED y del tema solidario por parte de los alumnos del centro, mediante contactos académicos e intercambios con asociaciones y plataformas del barrio, a través de la gestión de becas, apadrinamientos, celebración de jornadas de convivencia con otras asociaciones,... etc.

Pedro Sáez, profesor de Geografía e Historia y miembro del “Centro de Investigación para la Paz”, dice : “Si estamos insatisfechos por el comportamiento de muchos voluntarios y numerosas organizaciones no es porque comprobamos que la gente no se compromete, sino porque comprobamos que se comprometen sin proyecto de vida.. Es más fácil invitar al compromiso ocasional que promover proyectos de vida, es más fácil generar inquietudes por una solidaridad ocasional y cosmética que generar responsabilidades por una solidaridad estructural e histórica. Los proyectos de vida son más peligrosos porque exigen mayores niveles de autenticidad tanto para los voluntarios como para las organizaciones”.


SED tiene varias delegaciones (además de su sede central) que se corresponden, como dije al principio, con las divisiones territoriales Maristas. Y a cada una de ellas se le asignan programas en el Tercer Mundo para ayudar con su aportación económica, personal y material. SED, como cualquier otra ONG, se ocupa de impartir una formación integral a su nutrido grupo de voluntarios, y para ello organiza y desarrolla cursos básicos de voluntariado, seminarios, encuentros, etc.

Cuenta además con su boletín mensual, donde se manifiestan experiencias de los programas que se están desarrollando en el curso del año, información sobre el voluntariado o sobre alguna experiencia novedosa relativa a la educación en valores que se lleva a cabo en cualquiera de sus centros educativos. También se incluyen noticias de otras delegaciones, de la estructura ejecutiva de la asociación, del funcionamiento interno de la misma..., etc.



Mi arribada a la localidad de Collado Villalba se produjo hace cosa de año y medio y la hice con muy mal pie, pues a los seis días de llegar murió una de las personas más queridas por mí y uno de los referentes más importantes en mi formación y educación en valores: mi padre. Aunque triste y desconcertada, la vida sigue y mis hijos no me permitieron ni me permiten, papá, sumirme en el dolor de tu pérdida.

Llegué pues en circunstancias que podían haber sido similares a las de mis anteriores traslados de domicilio de una ciudad a otra (por diversos motivos), de no haber sido por las salvedades de tener un hijo más (cuatro en total) y unos cuantos años más, pero sobre todo por la siempre traumática pérdida de un ser querido. Además tuve que abandonar en Murcia mi trabajo, mis colaboraciones y participaciones en diferentes asociaciones e instituciones, mis amigos, mi familia, por el bien familiar; aunque en un principio con el lío del traslado y las averiguaciones de donde se encuentra cada cosa y las adaptaciones de los niños a un nuevo colegio, clima, ciudad, amigos, no queda que se diga mucho tiempo para pensar en una misma.

A principio de curso tuve ocasión de asistir a una reunión de padres en el nuevo colegio de Antonio (mi hijo mayor), en Collado Villalba. También perteneciente a la gran familia marista, el colegio se llama “Santa María”. Fue allí donde se me ofreció la oportunidad de seguir colaborando con instituciones sin ánimo de lucro, y donde empecé a trabajar de forma directa en el desarrollo de la organización SED a nivel local.

Resulta satisfactorio comprobar que chicos de 13, 14 y 15 años se comprometan en tareas solidarias tan importantes para su educación y formación, y a veces este hecho te emociona de tal forma que eres incapaz de reprimir las lágrimas. Ellos mismos llevan a cabo entre otros un programa que se llama: “Tutores somos todos”, de extrema importancia, dado los vientos actuales que corren en el sentido de acusar a los centros religiosos en relación con los procesos de selección de sus alumnos. El colegio, como todos los demás colegios maristas, no es laico sino católico pero, como en cualquier otro colegio católico, en sus aulas se ofrece instrucción a alumnos de otras religiones, tales como la islámica y la ortodoxa. Respetando su profesión religiosa, estos chicos también encontrarán apoyo de sus propios compañeros de clase en el desarrollo de sus capacidades de aprendizaje y la paralela superación de cualquier otra barrera, como por ejemplo la del idioma.

He tenido el placer y la inmensa alegría de participar activamente en una de las campañas más aceptadas por parte de los estómagos de alumnos, padres y profesores. Suena algo extraño, pero es así: todos los trimestres se organiza la conocida como “Semana de Bar Solidario” en la que el esfuerzo de profesores, alumnos y padres se aúnan de tal forma que nunca he llegado a saber a cual de estos colectivos asignar la mayor parte del éxito de este tipo de campaña, donde las madres preparan la intendencia, los profesores organizan e instruyen a los alumnos colaboradores (también preparan suculentos dulces) quienes también preparan y más tarde reparten los alimentos y refrescos, además de cobrarlos.

Por un módico precio de 0.60 euros, nuestros hijos disfrutan de un bocata de tortilla bien calentito para amenizar su recreo, además de otros manjares caseros. Los profesores hacen lo propio, mientras las madres disfrutamos haciendo las tortillas y viendo como las disfruta el resto de la comunidad Marista. Puedo asegurar que nunca he hecho tantas tortillas seguidas como en esa semana. Un día mi compañera Rosa (a la que en este contexto podríamos llamar “Jefa de Intendencia”) y yo efectuamos un cálculo comparativo de las tortillas que cada madre colaboraba haciendo para la citada campaña, y descubrimos con asombro que en la “Semana de Bar Solidario” hacíamos el mismo número de tortillas que en casa podíamos hacer a lo largo de cuatro meses, aún teniendo en cuenta el hecho de que cada una de nosotras tenía 4 hijos en edad de crecer y por tanto devoradores compulsivos de tortilla (y de todo). Lo peor era que este empacho de tortilla nos quitaba las ganas de hacerlas en casa. Pero lo que más nos animaba a seguir eran los cálculos económicos de nuestros chicos y sus ánimos para que cada semana intentásemos conseguir superar los ingresos de la anterior y así lograr suficiente dinero para cubrir el coste de los programas de ayuda a nuestros chavales del tercer mundo. También no daba aliento para seguir fabricando tortillas ver la cara de felicidad de Jorge, Belén, Marisa, Eva, Montse, Nacho,...etc (profesores del colegio) al ver la masiva participación colectiva y la agradable armonía entre los tres pilares de la formación integral de la juventud: los educadores, los padres y los propios alumnos.

La adecuada “educación en valores”, como objetivo educativo de la mayoría de padres, siempre da pie a la siguiente cuestión: “¿no deberían los chicos recibir algún premio o prebenda a cambio del esfuerzo por su trabajo?”... La verdad es que sí, pero dicha recompensa no debería ser de carácter material. Nuestros chicos experimentan íntimamente una recompensa personal que se conoce como “engorde del alma”: se sienten plenamente satisfechos de haber llevado a cabo una labor importante, vital, a su alcance y en su ámbito de actuación.

Aquí vemos claramente esa educación en valores, esa formación espiritual, tan deficitaria en nuestro tiempo y tan alejada de los estándares de la sociedad materialista que nos rodea. Bello y positivo modelo de educación para nuestros hijos. Positivo también para nosotros los padres, pues con su ejemplo nos invitan a recuperar ese espíritu crítico que todos tuvimos en nuestra juventud y que por causas desconocidas también todos acabamos perdiendo con el paso de los años.
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