Según los datos obtenidos esta misma mañana, en los Campamentos levantados en Lorca para los afectados por los terremotos del pasado día 11 de mayo, hay, aproximadamente, unas trescientas familias acogidas.
Se supone que dichas familias son “de clase baja” (¡todavía dividimos a las personas según su clase!), o sea desempleados, emigrantes de muy distinta procedencia, gentes (se supone) sin hogar, sin ingresos (la mayoría estarán en “paro”, se supone que “forzoso”), algunos mayores que cobrarían (se supone) la pensión mínima o “menos de la mínima”, etc.
Están hospedados en “tiendas de campaña”, contando con todos los servicios que un “campamento” suele tener: aseos, cocinas o, en su caso, algún catering servidor de comidas ya hechas o preparadas, literas, alguna mantita, etc.
Asimismo, como todo campamento, cuentan con un servicio de voluntarios (cada vez, su supone, que estos irán disminuyendo por las “cosas del verano y del veraneo”), que diariamente les atienden en sus necesidades médicas, recreativas, psicológicas, sociales, etc.
El lugar, como no puede ser menos, está situado al “aire libre”, gozando de la naturaleza (aunque en este caso sea “naturaleza semiurbana, pero algo es algo), a pleno sol y, además propicio para toda clase de aventuras. (La imaginación y el humor que no falte, pues ambos son “gratis”).
En fin, sin olvidarme de agradecer a todas las organizaciones e instituciones que han y siguen prestando su ayuda y colaboración con y a estas personas, no puedo pasar por alto algunas cuestiones, que tras algunos comentarios escuchados a personas que se suponen afectadas por los citados seísmos, han expresado y que me llevan a plantear algunas interrogantes:
Las personas que están en dichos campamentos, ¿lo hacen por gusto o más bien porque se han quedado sin hogar (sin su hogar)? Es que antes de los terremotos, ¿no tenían hogar? ¿Cómo vivían? Quizás, ¿en la calle, bajo un puente, en “chabolas”?
Siguen en los mencionados campamentos, ¿Por gusto? ¿Porque le dan de comer y beber gratis? ¿Porque tienen todos los servicios incluidos? ¿Por comodidad? ¿Porque no quieren trabajar? O más bien será porque se encuentran en paro forzoso o porque lo poco que puedan obtener de pensiones y demás no les llega ni para pagarse un pequeño alquiler, aunque sea compartido por otras muchas personas.
Muchos y muchas de lo que esto lean y tenga la paciencia de contestarse estas u otras muchas preguntas, ¿Saben lo que es vivir bajo o alrededor de una tienda de campaña (aunque sea inflable), cuando, en pleno mes de julio las temperaturas en Lorca suelen rondar los 36 grados ¡a la sombra!? ¿Qué pasará en pleno mes de agosto y…, en el veranico de “los membrillos”? ¿Merece la pena sufrir este calvario a cambio de un poco de comida y un techo, aunque sea de lona o plástico, bajo el que guarecerse?
Y de los niños y niñas, ¿qué? Si para los adultos lo que planteamos es muy duro, ¿qué y cómo lo serán para los/las más pequeños/as?
Muchos y muchas dirán: ¡Al menos tienen eso! ¿Qué pasaría si no lo tuviesen? Pero…
Lo primero sería atender a estar personas proporcionándoles el alquiler necesario para la ocupación de una pequeña casita o pisito. Ya sabemos, que ahora, su contribución al PIB regional va a ser nulo o “menos de nulo”, pero considero que en algo contribuyeron en su día, cuando “había trabajo” y después atenderles en sus otras muchas necesidades y “carencias”. Dejemos de lado un poco los temas de “los consorcios”, las peritaciones, los informes, la listas informáticas de afectados, etc. Bien, todo es necesario, pero pienso que “las clases medias y ALTAS” pueden esperar y tienen otras muchas oportunidades para recuperarse.
Murcia, 5 de julio de 2011
Alonso Rubio
Colectivo de Educación Experimental-CODEX
Miembro del Comité de Ayuda a Lorca.
Se supone que dichas familias son “de clase baja” (¡todavía dividimos a las personas según su clase!), o sea desempleados, emigrantes de muy distinta procedencia, gentes (se supone) sin hogar, sin ingresos (la mayoría estarán en “paro”, se supone que “forzoso”), algunos mayores que cobrarían (se supone) la pensión mínima o “menos de la mínima”, etc.
Están hospedados en “tiendas de campaña”, contando con todos los servicios que un “campamento” suele tener: aseos, cocinas o, en su caso, algún catering servidor de comidas ya hechas o preparadas, literas, alguna mantita, etc.
Asimismo, como todo campamento, cuentan con un servicio de voluntarios (cada vez, su supone, que estos irán disminuyendo por las “cosas del verano y del veraneo”), que diariamente les atienden en sus necesidades médicas, recreativas, psicológicas, sociales, etc.
El lugar, como no puede ser menos, está situado al “aire libre”, gozando de la naturaleza (aunque en este caso sea “naturaleza semiurbana, pero algo es algo), a pleno sol y, además propicio para toda clase de aventuras. (La imaginación y el humor que no falte, pues ambos son “gratis”).
En fin, sin olvidarme de agradecer a todas las organizaciones e instituciones que han y siguen prestando su ayuda y colaboración con y a estas personas, no puedo pasar por alto algunas cuestiones, que tras algunos comentarios escuchados a personas que se suponen afectadas por los citados seísmos, han expresado y que me llevan a plantear algunas interrogantes:
Las personas que están en dichos campamentos, ¿lo hacen por gusto o más bien porque se han quedado sin hogar (sin su hogar)? Es que antes de los terremotos, ¿no tenían hogar? ¿Cómo vivían? Quizás, ¿en la calle, bajo un puente, en “chabolas”?
Siguen en los mencionados campamentos, ¿Por gusto? ¿Porque le dan de comer y beber gratis? ¿Porque tienen todos los servicios incluidos? ¿Por comodidad? ¿Porque no quieren trabajar? O más bien será porque se encuentran en paro forzoso o porque lo poco que puedan obtener de pensiones y demás no les llega ni para pagarse un pequeño alquiler, aunque sea compartido por otras muchas personas.
Muchos y muchas de lo que esto lean y tenga la paciencia de contestarse estas u otras muchas preguntas, ¿Saben lo que es vivir bajo o alrededor de una tienda de campaña (aunque sea inflable), cuando, en pleno mes de julio las temperaturas en Lorca suelen rondar los 36 grados ¡a la sombra!? ¿Qué pasará en pleno mes de agosto y…, en el veranico de “los membrillos”? ¿Merece la pena sufrir este calvario a cambio de un poco de comida y un techo, aunque sea de lona o plástico, bajo el que guarecerse?
Y de los niños y niñas, ¿qué? Si para los adultos lo que planteamos es muy duro, ¿qué y cómo lo serán para los/las más pequeños/as?
Muchos y muchas dirán: ¡Al menos tienen eso! ¿Qué pasaría si no lo tuviesen? Pero…
Lo primero sería atender a estar personas proporcionándoles el alquiler necesario para la ocupación de una pequeña casita o pisito. Ya sabemos, que ahora, su contribución al PIB regional va a ser nulo o “menos de nulo”, pero considero que en algo contribuyeron en su día, cuando “había trabajo” y después atenderles en sus otras muchas necesidades y “carencias”. Dejemos de lado un poco los temas de “los consorcios”, las peritaciones, los informes, la listas informáticas de afectados, etc. Bien, todo es necesario, pero pienso que “las clases medias y ALTAS” pueden esperar y tienen otras muchas oportunidades para recuperarse.
Murcia, 5 de julio de 2011
Alonso Rubio
Colectivo de Educación Experimental-CODEX
Miembro del Comité de Ayuda a Lorca.
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